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LEYENDA CAÑÓN RÍO LOBO
El nombre de este convento y su ubicación en la tierra de Soria figura en una bula del Papa Alejandro III, despachada el 10 de Octubre de 1170, siendo citada posteriormente por Francisco Rades de Adrada (1572), Argote de Molina (c. 1588), Pedro Rodríguez de Campomanes (1747), Juan de Mariana ( 1789) y Santiago López (1813). Ahora bien investigadores hay que dudan de su ubicación en San Bartolomé de Ucero; el último ha sido Gonzalo Martínez Diez, que localiza San Juan de Otero nada menos que en el cerro de San Juan, en la mojonera de los términos de Peroniel del Campo, Tozalmoro y Mazalvete. La falta de documentos ha dado pábulo a diversas localizaciones. El entorno de la ermita ha sido habitado desde la Edad del Bronce. Nos encontramos, por tanto, en una zona milenaria de hábitat humano, como corresponde a este paso natural entre la vega del Ucero y el alfoz de Lara. Pasaje estratégico que fue utilizado en uno de los "Mil Caminos de Santiago". Lo recóndito del enclave y la función estratégica y de peregrinación que tenía el Cañón debieron ser, junto con otras circunstancias, las razones que impulsaron a los monjes guerreros de la Orden del Temple a establecerse en este enclave equidistante de los dos puntos más extremos de la geografía peninsular, los cabos de Creus y Finisterre, como descubriera años atrás Juan García Atienza.