En los niños de esta edad, la frecuencia de pesadillas es muy relativa. Unos tienen pesadillas muy seguido y otros casi nunca. Esto se debe a que ya están más conscientes de las cosas que les pueden pasar y de las que no.
A la mayoría les da miedo porque sueñan con secuestros o robos y por desgracia, son situaciones que les pueden pasar a cualquiera en la vida real.